Paco y Veva, en contra de sus familias, no dan marcha atrás en su decisión: buscar piso e irse a vivir juntos. Pero la cosa no es tan fácil ya que la vivienda está por las nubes y ninguno de los dos trabaja. Precisamente ese es un tema que a los padres les dará dolor de cabeza: que Paco quiera cobrar un sueldo de camarero en el local de su familia y que Veva plantee la posibilidad de abandonar la facultad para trabajar. Los padres de la joven tratan de comprar a los padres del chico para que se rompa esta relación. Y entre unos y otros, lo único que consiguen es que la pareja se quiera cada vez más.